Sobró razón a don Esteban de Montserrat al ocultar su indiscreto y veraz manuscrito, emparedándolo en el vano de un muro. Que no eran tiempos los de año 1561 para que divulgasen secretos de Inquisición aquellos a quienes les estaban encomendados. Pues sepa el lector que rubrica el legajo que obra en sus manos el escribano del secreto en el Oficio de la Santa Inquisición |
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