No me toca desear éxito a este libro mío, que ya lo tuvo, con exceso en toda América, durante los largos años de su circulación, en diversas ediciones; sólo me resta, como un voto romántico de mi corazón, que estas páginas de historia colombiana, puedan ser leídas un día en Colombia, por hombres libres, capaces de comprenderlas y de amarlas; los de hoy no son culpables de no amarlas; no las conocen; el exilio que pesa sobre todos mis libros en aquellas latitudes devastadas por un fanatismo irracional, no les ha permitido leer esta historia vivida, de una época ya lejana pero viva aún por el prestigio de sus tradiciones. (...) El mundo ha sufrido y está próximo a sufrir grandes transformaciones, y, nada escapará al veredicto de los hombres libres, dispuestos a hacer de su victoria el reinado de la Libertad sobre la tierra... entonces mis libros, que los pueblos libres de América ha sancionado con aplauso, empezarán a ser leídos; y, las páginas de esta novela, tendrán entonces su verdadera significación histórica ¡época feliz! |
miércoles, 30 de noviembre de 2016
Alba roja vargas vila
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