Una mirada enternecida hacia las auroras lejanas, ya borradas para siempre, en cielos de Inanición; mirajes y paisajes ya esfumados y diluidos en ignotos horizontes y, de los cuales, el vago perfil remoto, no alcanza a consolarnos de su ausencia definitiva... rememorar, es revivir... recorrer es espíritu las largas avenidas de laureles que nos fueron propicios... ¿no son hermanos de aquellos que tejidos en forma de coronas, se hicieron ya polvo sobre nuestra frente? nuestras manos fatigadas, no se tienden ya hacia los ramajes admirables... |
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