Él se inclinó hasta el lirio de su rostro, para besar sus labios aromados.
Y ella le devolvió el beso amigo.
Su beso no tenía la sonoridad cantante
de la orgía, era un beso grave y melancólico, como el brillo de una luna
de invierno; era un beso pudoroso y crepuscular, cargado de recuerdos y
dolores.
Él quiso traerla violentamente sobre su corazón, y ella lo rechazó poniéndose de pie.
|
No hay comentarios:
Publicar un comentario